Erudito
Traductor la Biblia del hebreo y del griego al latín.
Doctor de la Iglesia: Proclamado el 20 de septiembre de 1295 por el papa Bonifacio VIII
Ocupación: Clérigo, teólogo, historiador, apologeta, traductor de la Biblia, anacoreta, poeta...
Obras: Vulgata, De viris illustribus...
Atributos: Vestiduras cardenalicias, vida eremita, libro...
Festividad: 30 de septiembre (Occidente); 15 de junio (Oriente)
Nombre: Eusebius Sophronius Hieronymus
San Jerónimo nació en el año 347 en Stridón, una ciudad situada en la frontera entre la antigua Dalmacia y Panonia (actual Croacia o Eslovenia, según distintas interpretaciones).
Familia
Provenía de una familia cristiana, rica y noble, lo que le permitió acceder a una educación temprana de alta calidad. Su formación inicial estuvo a cargo del maestro Urbilio, y desde joven se le reconoció un carácter intelectual riguroso y una profunda inclinación hacia el estudio.El entorno familiar de Jerónimo, profundamente cristiano, influyó decisivamente en su orientación espiritual, aunque, como él mismo reconocería más tarde, durante su juventud no siempre mantuvo una conducta piadosa.
Formación
Hacia el año 359, siendo aún adolescente, Jerónimo fue enviado a Roma para completar su formación. Allí estudió gramática, retórica, derecho y filosofía, disciplinas fundamentales en la educación clásica de la época. Sus maestros fueron figuras notables como Elio Donato, uno de los más famosos gramáticos latinos, y Victorio, especialista en retórica. Esta sólida formación humanista le proporcionó las herramientas que luego pondría al servicio de su inmensa tarea de traducción y exégesis bíblica.Durante su estancia en Roma, Jerónimo recibió el bautismo de manos del papa Liberio, hecho que marcó el inicio de un camino espiritual más comprometido, aunque su conversión más profunda vendría años más tarde, en Oriente. Su contacto con la cultura clásica no fue obstáculo para su fe, sino que, por el contrario, utilizó ese conocimiento como vehículo para una comprensión más profunda de las Escrituras.
Carrera
Tras finalizar sus estudios en Roma, Jerónimo emprendió un viaje a Tréveris (actual Alemania) hacia el año 367, posiblemente atraído por el ambiente teológico e intelectual que rodeaba a esta ciudad del Imperio. Poco después, se trasladó a Aquilea, donde vivió con un grupo de jóvenes cristianos entregados al estudio y a la búsqueda de la perfección espiritual. Este círculo, a veces denominado como una proto-comunidad monástica, marcó un hito en su vida, afianzando su vocación ascética y su deseo de retirarse del mundo para profundizar en la vida interior.Más tarde regresó brevemente a su ciudad natal, pero el llamado de Oriente lo condujo a emprender una peregrinación hacia Jerusalén. Sin embargo, en su camino se detuvo en Antioquía, donde se retiró al desierto de Cálcida. Allí vivió en austeridad y soledad durante dos años, dedicándose al estudio del hebreo con la intención de leer las Escrituras en su lengua original. Este periodo de retiro y estudio fue determinante para su posterior labor como traductor de la Biblia.
Su vida estuvo marcada por constantes desplazamientos, cada uno de ellos asociado a un crecimiento intelectual y espiritual. Abandonó el desierto debido al Cisma de Antioquía, un conflicto eclesiástico que sacudía la región, y se unió a un grupo de destacados teólogos: Gregorio Nacianceno, Gregorio de Nisa, Anfiloquio y Apolinar de Laodicea. Con ellos perfeccionó su conocimiento del griego y profundizó en la interpretación de las Sagradas Escrituras.
En el año 382 fue llamado a Roma por el papa Dámaso I, quien le encomendó la importante tarea de revisar las traducciones latinas de la Biblia. Allí promovió con fervor el ideal de la vida monástica, especialmente entre mujeres romanas de la aristocracia, como Paula y Eustoquio, quienes luego lo seguirían a Tierra Santa. Sin embargo, la hostilidad del clero romano y las intrigas políticas lo forzaron a abandonar Roma tras la muerte de Dámaso en 384.
Contribuciones
En el año 386, Jerónimo se estableció definitivamente en Belén, donde fundó un monasterio masculino y colaboró con la fundación de otros femeninos. Allí vivió más de treinta años, dedicando sus días al estudio, la oración, la escritura y la traducción bíblica.Su obra más importante y duradera fue la Vulgata, la traducción latina de la Biblia desde el hebreo y el griego, que se convertiría en la versión oficial de la Iglesia Católica durante más de mil años.
Entre sus otras obras destacan tratados doctrinales y polémicos como Adversus Helvidium, Adversus Iovinianum (393), Contra Vigilantium (406) y la Altercatio Luciferiani et Orthodoxi (378), en los que defendió la virginidad consagrada, la superioridad de la vida monástica y combatió lo que consideraba desviaciones doctrinales.
Escribió también biografías como Vita Pauli Monachi (397) y numerosas cartas que contienen valiosos datos teológicos y personales. Su dominio del latín, griego y hebreo, así como su rigurosidad exegética, lo convierten en uno de los mayores eruditos de la patrística.
Muerte
San Jerónimo murió en Belén en el año 420, tras más de tres décadas de vida retirada. Su fallecimiento fue profundamente sentido entre sus discípulos y entre los círculos monásticos de Oriente y Occidente. Fue enterrado en el monasterio que él mismo fundó en Belén, y, según la tradición, sus restos fueron trasladados posteriormente a la Basílica de Santa María la Mayor en Roma.
«Ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo».
San Jerónimo
Resumen
El papa Bonifacio VIII lo declaró Doctor de la Iglesia en 1295, en reconocimiento a su inmensa contribución al pensamiento teológico, bíblico y monástico. Es considerado uno de los cuatro grandes Padres de la Iglesia Latina, junto con San Agustín, San Ambrosio y San Gregorio Magno. San Jerónimo es el patrono de los traductores, bibliotecarios y estudiosos bíblicos, y su legado permanece vivo en cada lectura de la Vulgata. Su vida y obra siguen siendo un referente de erudición, disciplina y amor apasionado por la Palabra de Dios.
